5th Week of Lent.
“Lazarus, Come Out”
Fr.
Malloy’s Midweek Message. March 29, 2023
Friends,
What do we think about death? Do we believe that Jesus has power over
death? Do we know deep in our hearts
that Jesus saves us from death? Do we relish
and realize that Jesus will give us eternal life?
Many years
ago, as an undergraduate at Lafayette College, in a philosophy course, it
dawned on me: either I would someday cease to exist,
or I would continue to live forever.
Either I would someday just go poof and not be anymore, or I would be
given the gift of existence forever. Those
are the only options. I choose to
believe the second alternative. It makes
no sense to me to think that whoever causes me to exist will cease keeping me
in existence when this body gives out.
My body replaces all its cells every seven years or so. But I continue to exist. I am not just my body. I am more than my physical existence. My soul perdures.
This question of death hit me hard recently. My college roommate
has been diagnosed with brain cancer. I
went up to Philly and visited him 10 days ago.
He’s had one operation and they are also treating the cancer with
radiation. He’s doing OK. His wife and children support him. But there is a very good chance he may not be
with us a year or two from now.
We can say
that of all of us. Who knows if we will
be alive next week, or next year, or ten years from now? The only thing that is certain is that no one
escapes death. We all will die.
That is why
on Ash Wednesday we hear proclaimed “You are dust and to dust you shall
return.”
But we don’t
simply stay as dust. We will be given
resurrected bodies and live in “a new heavens and a new earth” in which “every
tear will be wiped away” (cf. Is 25; Rev 21).
This is the
great promise of our faith. This is the
great hope we have in Christ. This is
the consolation that counters all desolation in our lives.
At the
memorial acclimation at Mass, we respond to the Real Presence of Jesus in the
Eucharist by saying, “Save us savior of the world,
for by your cross and resurrection you have set us free.” That is our hope. That is our prayer.
These days
of Lent, let’s ponder the mystery and promise of Christ’s cross. We can go to confession and be forgiven our
sins. We can pray the stations of the
cross. We can meditate on the mysteries
of the Rosary.
Most of all,
we can be stunned and grateful for the miraculous gifts of life and life
eternal.
Peace,
Fr. Rick
Malloy, S.J.
Keep
Safe. Keep Sane. Keep Smiling
Quinta Semana de Cuaresma.
Lázaro, Sal Fuera!
El
Miercoles Mensaje del Padre Malloy, S.J.
29 de Marzo, 2023
Amigos y
Amigas,
Qué pensamos de la muerte? ¿Creemos que Jesús tiene poder sobre la
muerte? ¿Sabemos en el fondo de nuestro
corazón que Jesús nos salva de la muerte?
¿Nos alegramos y nos damos cuenta de que Jesús nos dará la vida eterna?
Hace muchos
años, cuando estudiaba en Lafayette College, en un curso de filosofía, me di cuenta de que o bien algún día dejaba de existir, o
bien seguiría viviendo para siempre.
O algún día desaparecería y dejaría de existir, o se me concedería el
don de existir para siempre. Ésas son
las únicas opciones. Elijo creer en la
segunda alternativa. Para mí no tiene
sentido pensar que quienquiera que sea la causa de mi existencia dejará de
mantenerme en ella cuando este cuerpo se agote.
Mi cuerpo reemplaza todas sus células cada siete años
aproximadamente. Pero yo sigo
existiendo. No soy sólo mi cuerpo. Soy más que mi existencia física. Mi alma perdura.
Esta cuestión de la muerte me afectó mucho hace poco. A mi compañero de
universidad le han diagnosticado cáncer cerebral. Fui a visitarle a Filadelfia hace 10
días. Le han operado una vez y también
están tratando el cáncer con radiación.
Está bien. Su mujer y sus hijos
le apoyan. Pero hay muchas posibilidades
de que no esté con nosotros dentro de uno o dos años.
Podemos
decir lo mismo de todos nosotros. ¿Quién
sabe si estaremos vivos la semana que viene, o el año que viene, o dentro de
diez años? Lo único cierto es que nadie
escapa a la muerte. Todos moriremos.
Por eso el
Miércoles de Ceniza oímos proclamar: "Polvo eres y en polvo te
convertirás".
Pero no nos
quedaremos simplemente como polvo.
Recibiremos cuerpos resucitados y viviremos en "un cielo nuevo y
una tierra nueva" en los que "se enjugará toda lágrima" (cf. Is
25; Ap 21).
Esta es la
gran promesa de nuestra fe. Esta es la
gran esperanza que tenemos en Cristo.
Este es el consuelo que contrarresta toda desolación en nuestras vidas.
En la
aclamación memorial de la Misa, respondemos a la Presencia Real de Jesús en la
Eucaristía diciendo: "Sálvanos salvador del
mundo, porque por tu cruz y resurrección nos has liberado". Esa es nuestra esperanza. Esa es nuestra oración.
En estos
días de Cuaresma, reflexionemos sobre el misterio y la promesa de la cruz de
Cristo. Podemos confesarnos y recibir el
perdón de nuestros pecados. Podemos
rezar el Vía Crucis. Podemos meditar los
misterios del Rosario.
Sobre todo,
podemos estar atónitos y agradecidos por los dones milagrosos de la vida y la
vida eterna.
La Paz,
P. Ricardo Malloy, S.J.
Sigamos Seguro. Sigamos Sano. Sigamos Sonriendo
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